domingo, 27 de agosto de 2017

El campamento de música: resultados

Os conté por aquí que mi peque iba a un campamento de música, en una localidad de la provincia, y lo nerviosos y preocupados que estábamos, deseando que todo fuera bien. Así que ahora, que ya está de vuelta, tengo que contaros cómo le ha ido.



Creo que comenté que habíamos reservado la primera noche a ver si le gustaba y se quería quedar, aunque el campamento lo había pedido él, pero para realizarlo de forma externa y venir todos los días a dormir a casa.

Al llegar, formalizamos un par de cosas, le regalaron una camiseta y unos cedés, y nos dejaron subir a su habitación para que se instalara, deseándole que se quedara, porque había muchos niños de su edad.



La habitación, situada en un colegio de frailes, debía de ser antiguamente una de esas habitaciones enormes para muchos niños, y más tarde hicieron divisiones para dar un poco de intimidad a cada uno, con el resultado de pequeños cubículos en los que solo cabía la cama y un armario, sin puerta y cuyas paredes no llegaban al techo.

Todos los niños de las mismas edades dormían juntos en uno de esos dormitorios y con ellos el monitor, en otra de esas celdas monacales.

Le encantó tener cierta intimidad, ya que le habíamos avisado de que dormiría con otros niños, y eso no le gustaba nada. Después bajamos rápidamente porque tenía su primera clase antes de comer.



Las clases eran en forma de talleres, a veces individuales y la mayoría colectivos. Él se apuntó a un taller de edición de partituras por ordenador, uno de improvisación y otro de yoga, aparte de sus clases de viola y de orquesta diarias. Eso le dejaba a lo largo del día muchas horas libres, que me preocupaban más que otra cosa, por si se aburría. Pero no había querido apuntarse a más talleres porque unos no le interesaban y otros eran para mayores.

A lo largo del segundo día le estuve mandando mensajes desde la mañana a la noche y sus respuestas se limitaron a una lista de lo que había comido. A última hora de la tarde llamé a su monitor para ver qué tal y decirle que parecía que se quedaba a dormir, aunque a lo mejor él lo sabía mejor que nosotros. El monitor dijo que estaba muy bien, que había una pequeña pandilla de niños de su edad y que había salido al quiosco y al parque en ese rato.

Los días se fueron sucediendo y no pidió en ningún momento que le fuéramos a buscar, ni siquiera nos llamó por teléfono con pena o con algún momento de bajón.



Los últimos días asistimos por la tarde a los conciertos de los alumnos y profesores del curso, y finalmente el sábado le recogimos. Estaba muy cansado y hicieron falta un par de días para que nos contara algunas cosas.

Lo ha disfrutado mucho, quiere repetir el año que viene, pero le molesta comer fuera de casa y le molesta la gente en grandes dosis, porque ha estado pocos ratos solo, y eso, que a mí me parecía tan bueno, a él le resulta un poco agobiante.



Me ha encantado que haya podido realizar el curso, que haya disfrutado de la experiencia, porque no pensé que al final se quedara los ocho días. Me encanta verle más independiente y os juro que cuando llegamos un día y le vimos sentado en unas escaleras con un grupo de chicos, riendo y hablando se me rompió el corazón porque nunca, en once años, había visto a mi hijo así. Le he visto con otros niños, pero siempre con ganas de marcharse, siempre con la sensación de que allí no pintaba nada, siempre observándole desde lejos incómodo y con pocas ganas de interactuar.

Ha estado muy bien, y ha socializado, pero no hay milagros en ninguna parte. No sé si me entendéis.

13 comentarios:

  1. Quizás lo que le hace falta es encontrar cierta afinidad entre los de su edad y sea a través del círculo musical donde pueda hallarlo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Eso, y alejarse del colegio en el que ha estudiado hasta ahora.

      Besos.

      Eliminar
  2. Andando se hace el camino!!!
    Entiendo tu último párrafo, pero también pienso que algo está cambiando y que la música puede ser el camino. Espero que el cambio de cole traiga muchas cosas buenas para él
    Besotes
    Coquelicot

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Algo está cambiando, es verdad. Gracias por estar siempre ahí, guapa.

      Besos.

      Eliminar
  3. Pues yo creo que los milagros existen, especialmente cuando uno se integra en un grupo en el que no hay prejuicios porque nadie te conoce. Me alegro mucho de que le haya ido tan bien.
    P.D.: cuando mi hija tenía 5 años o así, recuerdo que invitaba amifos a casa, y cuando llevaban horas juntos... bueno, literalmente salía huyendo, porque necesitaba su rato de independencia.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Este es muy independiente y le gusta estar solo. Para él es felicidad que salgamos, le dejemos en casa y pueda estar un rato a su aire.

      Bsos.

      Eliminar
  4. Me encanta que haya ido bien la experiencia, yo con su edad (y con todas, vaya) no fui capaz de hacer eso. También creo que favorece el estar rodeado de chicos con una pasión común. Así de fácil (y difícil).

    Bien por él.

    ResponderEliminar
  5. Me encanta que haya ido bien la experiencia, yo con su edad (y con todas, vaya) no fui capaz de hacer eso. También creo que favorece el estar rodeado de chicos con una pasión común. Así de fácil (y difícil).

    Bien por él.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo a su edad apenas hablaba y me relacionaba bien solo con conocidos, así que tampoco es tan raro.

      Besos.

      Eliminar
  6. Tampoco tienen que ocurrir milagros. Dale su tiempo. A mí me parece que tu hijo es un valiente. Como dice Mery Bluuu, yo no lo habría hecho con su edad... :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En eso estamos, dándole tiempo, que requiere mucho. Creo que es verdad, yo a su edad no fui a un campamento porque lo odiaba.

      Besos.

      Eliminar
  7. Me alegro de que fuera bien la experiencia, poco a poco irá encontrando su espacio, y el tener cosas en común, como es la música, y estar con compañeros nuevos que parten en igualdad de condiciones, es muy positivo.

    ResponderEliminar
  8. Me alegra tu alegría.
    Mira que yo rompí el cascarón muy tarde, tuve grupito de amigos recién a los 16, y después en el profesorado y en el trabajo, alguna amistad fui cosechando.

    En fin. Ten paciencia, pero recuerda.
    La música salvará a tu pequeño. Eso lo tengo claro.
    Besos
    Fernanda

    ResponderEliminar

Cuéntame...