viernes, 31 de mayo de 2013

La maldición de la barra lateral

No os lo vais a creer, pero sospecho que existe una maldición en mi blog.

La he llamado (tachaaaaaaaaán) La maldición de la barra lateral.

No se trata de que blogger me esté jugando malas pasadas, ni nada de eso.

No es por ti, blogger, soy yo.

Os cuento. 

Veréis que tengo, desde hace ya un tiempo, varios libros en la barra lateral, ahí, a la derecha. Los dos primeros son libros que estoy leyendo en clase, con mis alumnos. Ahora mismo estamos leyendo Y decirte alguna estupidez, por ejemplo, te quiero, con segundo de la ESO, y Las ventajas de ser un marginado en tercero.



Además, tengo otro libro que leo en casa, fuera del trabajo, por entretenimiento. Son los libros que este año incluyo en el reto Trece libros de Isthar.

Bueno, pues es en este pundo donde se produce la maldición. Lo tengo comprobadísimo.




Resulta que, al principio, cuando tenía intención de leer un libro, lo ponía ahí, en la barra lateral, y luego,... pues luego no me lo leía, cambiaba de opinión y me leía otro.

Después decidí poner en la barra sólo libros que ya hubiera empezado, para ser un poquito más coherente entre lo que aparece en la barra y las opiniones sobre libros que luego publico.

Entonces sucedió lo mismo. Era poner un libro en la barra lateral, y quitárseme las ganas de leerlo. Así con muchos.

Por último, desesperada, decidí ponerlo sólo cuando su lectura fuera ya avanzada. Es el caso del libro que tenéis ahí, Los gritos del silencio, que llevo por la mitad. 

Pues bien, sin abandonar su lectura, a la que estoy dedicando algún rato, me he puesto como loca a leer otro libro que casi tengo terminado.




¿Estará mi barra lateral maldita y no podré poner más títulos en ella? o, ¿será solamente que soy desorganizada y voy a mi aire?


jueves, 30 de mayo de 2013

Graduaciones

Últimamente parece todo el mundo a mi alrededor se gradúa.

Hoy se gradúan, mejor dicho, terminan segundo de bachillerato mis alumnos del instituto donde antes trabajaba. Además de eso, son MIS alumnos, porque he sido su tutora, de la mayoría de ellos, y tengo una relación excelente con ellos, ahora que ya son mayorcitos.



Así que allá voy esta tarde, de co-presentadora del evento. Un evento de esos en plan americanada, actuaciones, discursos, exhibiciones y demás historias, con mis niños vestidos de traje y corbata y mis niñas con la lentejuela puesta y el moño y los taconazos.

El día 10 de junio se gradúa mi niño en música, en la enseñanza elemental de música. Eso implica birretes, bandas, canciones, homenajes a las profes y ese tipo de cosas preciosísimas y maravillosísimas. El tema de la actuación de este año es el musical de Sonrisas y lágrimas, así que nos sabemos de memoria todas y cada una de las canciones (yo ya me las sabía) y tenemos la peli puesta en modo repetición desde hace casi un mes.



El día 13 de junio se gradúa mi niño grande en el cole. Termina sexto de primaria, y deja el cole. Acaba una etapa y todas esas cosas que se dicen, y también tenemos un acto de esos estupendo y maravilloso de niños con banda y birrete  y de profes dando discursos y madres llorando a moco tendido.



Y el día 21 de junio, día en que terminan las clases, la que suscribe se gradúa del primer curso allí en la montaña, a duras penas, a rastras y con un cansancio crónico que no me abandona. Y solo puedo pensar en esto, a pesar de que no me gusta la playa y no sé si entraré en el bikini (y es difícil no entrar en un bikini, poque todo lo que sobra, queda fuera).



¿Qué os parecen los planes para los próximos días?

miércoles, 29 de mayo de 2013

Francois-Henri Galland

Hoy, micropost para hablaros de este pintor, extraño y perturbador. No tengo tiempo para más.






Imágenes vía.

martes, 28 de mayo de 2013

Otra gente, otra época

Es de noche. Me he levantado muy pronto, casi como ahora pero no es ahora. Es otra época, hace miles de años, en otro lugar, en otro momento. Es otro yo el que madruga, se levanta pronto, se ducha, se viste y se marcha a hacer un montón de kilómetros en coche.





Nunca voy sola. Siempre me acompañan ellos. La misma gente. Gente de otra época, de otro lugar, de otro momento, gente que fue mi gente cuando yo no era la que soy ahora. Era otra persona y ellos también eran otros.


Sueño con esos viajes. Estos viajes de ahora, diferentes, muy diferentes, cada día, dos horas metida en un coche con otras personas, me hacen volver la vista atrás. No quiero hacerlo. No es algo consciente. Son sueños. Sueño que me levanto y me voy en otra dirección, hacia un lugar que ya no existe, con gente que ya no está.

Sueño tanto que muchas noches no puedo dormir.




En mis sueños, nos reímos mucho, sin preocupaciones, como se reía la persona que yo era entonces. Como si el mañana  (el hoy) no fuera a llegar nunca.

Viajamos. Viajamos todos los días, viajamos en otoño, viendo cómo los árboles nos ofrecen sus maravillosos colores: ocres, marrones, dorados,... Viajamos en invierno, bajo y sobre la nieve. Viajamos en primavera, bajo la lluvia, bajo el sol, mirando a lo lejos los arcoiris que nos van mostrando el camino. Viajamos y viajamos a través de los días, las semanas, las estaciones, los años.



Pero no pasa el tiempo. En mis sueños nunca es igual pero siempre es lo mismo. Me levanto muy pronto, me ducho, me visto y salgo de casa. Voy muy lejos, y parece, como si me hubiera convertido en un Ulises cualquiera, que estos sueños me impiden regresar a casa. Parece que siempre estuviera de viaje, parece que la carretera fuera mi hogar. Parece que no hubiera nada más que el coche, la carretera, gente, gente de otro tiempo y gente de ahora, y yo. Viajando.


lunes, 27 de mayo de 2013

New Girl

¿Es cosa mía o todas las series últimamente se llaman igual?

En los últimos tiempos estamos viendo Juego de Tronos, serie de la que soy fan absoluta, a pesar de que el inicio de la tercera temporada esté resultando un poquito aburrido. Y también esta serie, una sit-com de otro estilo, muy divertida, y con una protagonista que creo que puedes llegar a adorar o aborrecer. En nuestro caso, ha sido lo primero. En casa nos encanta.






Nos está resultando muy divertida, y eso es algo que necesito en los últimos días para desconectar cuando llega la noche.


Os dejo la promo de la primera temporada. Está en inglés, porque no la he encontrado en español, y porque  además gana mucho en la versión original. Se ve claramente de qué va la serie y el carácter de la prota.


domingo, 26 de mayo de 2013

El nombre

Divertida película francesa. Muy divertida. Simple. Y tierna, y muchas cosas más. Y la muestra de que no hace falta un gran presupuesto para hacer una gran película. Simplemente un buen guión y unas buenas interpretaciones.



Un gustazo ver algo así. Si no la habéis visto, no sé qué estáis haciendo...



viernes, 24 de mayo de 2013

Censura

 Anita en estos días me recordó mis tribulaciones con los libros de lectura que pido a mis chavales año tras año. Hablaba en este post de un libro que hemos leído en clase durante varios años, porque me da mucho juego y a mis alumnos les gusta, que al fin y al cabo es de lo que se trata, y me puse a recordar las veces que los padres se me han quejado de las lecturas obligatorias que les pido a los chicos.

Y eso que siempre he creído que me suelo entender bastante bien con los padres de mis alumnos.

Algunos ejemplos.

El otro barrio, de Elvira lindo.



Una madre vino a quejarse de que este libro no era adecuado para su hijo, porque decían palabrotas. Si alguien por ahí lo ha leído, sabrá que puede que digan un par de tacos en todo el libro, y que hablen del Parque de las Tetas, y poco más, pero la madre, que revisaba los libros que tenía que leer su hijo, no dejó que pasara la censura.

Cuento de Navidad. Charles Dickens.



Un alumno me dijo que no podía leerlo porque su religión no le permitía celebrar la Navidad.

- Pero si tenemos dos musulmanes en clase y no me ponen ninguna pega...

- Ya, pero está en contra de mi religión (sin comentarios, porque además es cierto).

Y decirte alguna estupidez, por ejemplo, te quiero, de Martín Carariego Córdoba.



Un libro que llevo leyendo muuuuchos años, a una madre no le pareció adecuado para su hija porque hablaba de chicos que quince años que ¡fumaban! y todo, y también decía palabrotas.

El valle de los lobos, de Laura gallego.



Varios años leyéndolo, sin problemas, pero un día llegó una madre y me dijo que su hijo no podía leer eso, porque salían fantasmas, y según su religión, no creían en el más allá y en los fantasmas, así que no podía dejar que su hija leyera eso (sí la saga Crepúsculo, que la niña ya había leído, pero no esto).

El niño con el pijama de rayas. John Boyne.



Un chico de 16 añazos me dijo que no podía leerlo porque su madre le había dicho que era demasiado fuerte para él.

Y ahora, lo que creo que es aún peor, los casos de autocensura, escándalo y ¡¡¡OH DIOS MÍO!!!

Seda, de Baricco.



Este mismo curso, mis alumnos de 1º de bachillerato, esta vez no sus padres sino ellos, vienen y me dicen que hay sexo oral en el libro.

- Ay, dios mío, les contesté, ¿y os ha dolido mucho?

Se rieron nerviosos pero creían que me había confundido al mandarles un libro en el que hubiera una escena de sexo.



Unos meses después, al leer Las ventajas de ser un marginado, una alumna dice en clase:

- Esto no me lo esperaba, profe, que Charlie... bueno, que Charlie...

Y el de al lado dice:

- Que nos está contando que Charlie se masturba.

- ¡¡Que se masturba!! (Me llevo las manos a la cabeza y abro los ojos como platos) ¡Dios mío! No me lo puedo creer... (Cambio la cara) Como todo el mundo, ¿no? ¿o es que es algo raro?


Para los que piensen que los chavales de hoy en día y sus padres tienen superados ciertos tabúes.

jueves, 23 de mayo de 2013

Malos tiempos

Estoy viviendo un último trimestre bastante malo. No es que mis alumnos se hayan transformado y ahora se empiecen a portar mal, siguen en su línea, lo cual no es un problema, salvo para los muchos que van a repetir curso.

Tampoco es que nada haya cambiado significativamente. Siguen dándome un poco de guerra los vértigos, que no terminan de pasarse, estoy cansada del viaje diario, que me supone dos horas más de horario de trabajo todos los días. Y el final de curso, eso tan ansiado normalmente, y que está ya muy cerca, no me supone un verdadero alivio.



Imagen aquí.

No veo la luz al final del túnel más allá de principios de julio, incluso un poco más. Y ahora tengo que planear las vacaciones de verano y no sé exactamente qué hacer ni dónde ir. 

Se aceptan consejos de lugares.



Peeeeeeeero, ya sabéis que soy tan rara y no me gusta la playa, aunque viajando con niños y en verano lo ideal es piscinita en el hotel o playa cerca. No sé si tirarme unos días de relax en un hotel de esos de los de no moverse de allí, tumbada a la sombra con un buen libro y un cóctel, con actividades para los niños, o hacer lo que más me gusta con los niños en verano, el plan de los últimos años, que es coger el coche y marcharnos a Francia, esta vez a la Costa Azul, que es una de las zonas que no conocemos aún.




A pesar de todo, eso lo veo muy lejos. Quedan escasamente semanas de curso, y no es que esté deseando acabar, pero se me está haciendo duro y largo ir a trabajar en los últimos días, y eso no es normal en mí.

Necesito ánimos...

miércoles, 22 de mayo de 2013

Y decirte alguna estupidez por ejemplo te quiero

Este es un libro que he leído muchas veces en clase con mis alumnos. En los últimos años me he planteado no hacerlo, y algún curso no lo he hecho, debido a que a los alumnos les pilla un poco lejos en el tiempo. Habla de dinero en pesetas, por ejemplo, o de jugadores de fútbol como Butragueño, y a la mayoría de ellos eso les suena a prehistoria.



Pero este año he vuelto a caer. Es un libro que me da mucho juego en clase, que es muy divertido y que, cuando lo acabamos, como premio, les pongo la peli, que es bastante entretenida.



No es una joya de la literatura, pero está narrado en primera persona, así, sin mucho orden, como si de un monólogo interior se tratase. Y eso en técnicas narrativas es casi a lo más que me atrevo con los chicos pequeños.

Y trata sobre el primer amor, lo que te hace sentir, y también lo que pasa cuando tienes quince años, tus anécdotas con la familia, los amigos, las clases, los profesores... Y les resulta tan cercano, que siempre les gusta.


martes, 21 de mayo de 2013

El hombre de las sombras

La semana pasada vimos unas cuantas películas de las que teníamos pendientes. Nos dio tiempo a organizarnos un poquito mejor, quizá porque el mal tiempo no invitaba a salir. Entre otras, tenía ganas de ver esta película.



No es nada de lo que parece. No es una peli de terror al uso, no es fantástica, pero lo parece, y tiene una voz en off, un narrador que te va llevando por la historia de una manera que me ha gustado.



Julia es enfermera en un pueblo norteamericano en decadencia. El pueblo es un extraño lugar, una especie de pueblo de leyenda, en el que están desapareciendo niños de manera misteriosa. Un día, el hijo de Julia es secuestrado de su casa. Y aquí comienza la historia.


Extraña, y  no sabría deciros si me gustó mucho o no. Lo que sí puedo asegurar es que me sorprendió la trama.





lunes, 20 de mayo de 2013

Recuerdos

No sabes lo que sientes por alguien, lo que de verdad significa para ti, hasta que no lo pierdes, o hasta que no dejas de verlo tan a menudo, hasta que te alejas...



Y digo esto porque la semana pasada he estado en mi antiguo instituto, celebrando unas jubilaciones. Por cierto, las chicas que se jubilaban me parecían tan jóvenes, que vi claramente que me estoy haciendo mayor.

Dos segundos, tan sólo dos segundos, y ya era una más, era como sí nunca me hubiera marchado, como si este curso no hubiera sucedido nunca.

Ha sido extraño. He sentido que pertenecía a ese lugar, que no me había ido, y que la gente de allí así lo sentía. Retomamos viejas conversaciones, antiguas bromas, seguimos hablando de alumnos, de compañeros, de las clases, de todo, como si no hubiera pasado casi un curso entero. Incluso uno de ellos, despistado, me dijo que este año casi no nos habíamos visto, como disculpándose (ahora que trabajo a cien kilómetros...)




Sé, porque soy bastante idiota pero no tanto, que estos sentimientos y esta sensación no durará mucho. El curso que viene ya no será lo mismo, y dentro de poco al ir a ver a mis compañeros, encontraré muchas caras diferentes, los alumnos ya no me conocerán, todo será como si nunca hubiera estado allí. Y sentiré que pertenezco plenamente al lugar donde trabajo ahora.

Aún así, ahora mismo me siento dividida. Me encanta mi actual lugar de trabajo, mis alumnos, a pesar de lo que proteste por ellos, y también me habría gustado seguir trabajando donde estaba. Es una sensación extraña que me deja mal cuerpo.

Eso sí, tuvimos tanta celebración que me puse como la moñoño, y eso que la dieta-operación-bikini-o-bañador-o-lo-que-sea no iba mal... ggggrrrrrrrr.

sábado, 18 de mayo de 2013

Sinister

En los últimos días hemos dejado aparcadas las series y le hemos dado a las películas que teníamos atrasadas.



Por el cartel de la película y el título, a pesar de lo que me gusta el cine de terror, no tenía intención de darle una oportunidad a esta peli, pero Dando claqueta la recomendó, aunque no muy efusivamente, y no tuve más remedio que darle una oportunidad.

Es una película de miedo, sí, pero no en plan sangre y vísceras  y esas cosas, que a mí, sinceramente, no me gustan. Es más lo que te imaginas que pasa, lo que no te enseñan, que lo que ves. Aún así, es dura.

Un escritor se translada con su familia a vivir a la casa donde han sucedido una serie de muertes. Vamos, nada original. Pero la interpretación de Ethan Hawke y la historia no dejan indiferente.



Echo de menos un final más acorde con la película. No me gustó el final. Me resultó, aparte de totalmente esperado, no sé cómo decirlo, gracioso. Cuando en una película de terror algo te hace gracia cuando debería darte miedo, es porque algo no funciona bien del todo.



Iba a poneros el trailer, pero es de ésos que cuenta toda la película, y ya sabéis que odio los spoilers y la gente que te enseña las cosas antes de que tú las disfrutes, así que nada, no hay imágenes.

viernes, 17 de mayo de 2013

El instrumento

No, no seáis mal pensados, que os veo venir... No os voy a hablar de sexo, ni nada por el estilo, aunque ahora que lo pienso, a lo mejor el tema da para una entrada...

Lo del instrumento viene porque llevamos en esta familia unos días infernales que siguen a lo que ha sido un inicio de año infernal que viene después de un fin de año demoníaco con la música.

Creo que ya os he dicho que mi hijo pequeño ha salido un poco artista en el sentido más amplio de la palabra, y una de sus mayores aficiones es la música.



Empezó en la escuela de música a los tres años (haciendo un poco de trampa por mi parte, porque no les admitían hasta los cuatro) y cuatro largos cursos después ha llegado el ansiado y temido momento de elegir instrumento. Así que llevamos unas semanas en las que, además de las clases, tienen talleres en los que les enseñan instrumentos y les dejan tocarlos para ver qué puede gustarles para el curso que viene. Esto tuvo la culpa de que ayer su mamá estuviera comiendo los garbanzos a las siete y media de la tarde.

Os diré que lo tiene tan claro, tan claro, pero taaaaaaaan claro, que está dudando entre el piano, la guitarra eléctrica, la batería, el violín o el oboe. O sea, ni sabe si de cuerda, de viento, de percusión o todo lo contrario a las tres anteriores.

Y os hablo del infierno de la música porque tenemos (sí, tenemos) clase de cuatro a cinco, dos días a la semana, días en los que llego a casa a las tres y media largas, y, sin pasar por el hogar siquiera para comer, me voy a llevarle a sus clases de música allí donde Cristo no sólo perdió el mechero sino que ni siquiera se molestó en volver a recuperarlo. Y allí, en aquel lugar perdido, mientras mi hijo le da al solfeo y a las escalas, tengo pensamientos metafísicos y existenciales, fingiendo que leo un libro o corrijo exámenes. 

Algunas de las dudas que más me atacan en las últimas semanas son:

- ¿elegirá mi hijo la batería, sólo para fastidiar? Piso no muy grande, vecinos arriba y abajo, ya sabéis, la batería es el instrumento ideal.



- ¿pensará mejor en el piano, también para fastidiar? Y entonces disimulará, hará como si le gusta hasta que consiga que le compremos un piano que ocupará la mitad del salón (no, no penséis en un piano de cola, si fuera de cola ocuparía toooooodo mi salón) y después me dirá que se ha cansado de la música y que me coma el piano con patatas.



- ¿elegirá la guitarra eléctrica, opción barajada en la semana pasada, también para fastidiar? Ahora me diréis, la guitarra no ocupa, no molesta a los vecinos, puede ensayar con cascos, no es un gasto enorme para empezar... Pero es que mi hijo dice que va a elegir la guitarra eláctrica y va a hacerse heavy metal o, mejor dicho, jeveta, que es como le ha dicho su prima que se dice ahora. Mamá, voy a ser un jeveta (con b o con v, he ahí la cuestión, pero en ambos casos arrastrando las letras como un auténtico roquero trasnochado), y se me hará porrero, y pasota, más aún, y me dirá que le compre camisetas negras de calaveras y...


Imagen aquí.

- ¿elegirá el oboe, también para fastidiar? Ya, ya sé lo que estáis pensando a estas alturas. Vale que me queje de la batería, y de lo que ocupa un piano, lo de la guitarra tiene un aquél, pero el oboe, qué puedo tener yo en contra del oboe. Pues nada. Nada de nada, pero es el único instrumento del que yo no le había hablado, del que no le había puesto vídeos, del que no sabía nada de nada más que su simple existencia, y seguro que va y dice que le gusta el oboe sólo para fastidiar a su madre.


Imagen aquí.

Bueeeeno, vale, que lo habéis adivinado, que quiero que elija el violín, la viola o el violonchelo, que me encantan, que me sentí una mamá feliz cuando el profe de violín le dijo ayer que tenía manos de violonchelista. Pero jamás de los jamases le diría nada sobre el violín, porque seguro que, para fastidiar, va, y no lo escoge.